CRONICA DE UNA NOCHE DE TEATRO

Anoche, casi por casualidad se desprendió del legajo que tenía entre mis manos éste artículo que habla por sí mismo de un estilo de hacer periodismo, tristemente desaparecido de nuestro panorama carnavalero y que traigo a colación por el mero hecho de parecerme de rotunda actualidad y también porque recoje la denuncia expresa que vengo haciendo desde hace mucho tiempo de aquellos pseudo-periodistas, columnistas sin estilo -que siguen siendo los mismos- y que persisten en ser los árbitros del Concurso de Agrupaciones de Huelva, sentenciando a su libre albedrío, sin el más mínimo pudor ni respeto por los concursantes, amparados hipócritamente en el derecho de información cuando, es sobradamente conocido, que tan solo buscan el protagonismo que son incapaces de conseguir por méritos propios.

Publicado el 21/04/2004 en EL MUNDO.Huelva Noticias- EL DESTERRAO (Manuel Silván) 

EL CUERVO.-Ese ave córvida, carnivora, de pico grueso y largo, tarsos fuertes y plumaje negro que también se alimenta de peces tiene en nuestra cultura occidental un morboso significado, además de lúgubre y algo esotéirco. Pero también es el nombre de una pequeña constelación austral que reivindica el derecho a una mayor consideración, siendo musa de geniales artistas, como fué uno de ellos, el gran dramaturgo francés de primeros del pasado siglo, Paul Valery que, ante la contemplación de "La Venus Callada", dijo:: "Las producciones del arte sugieren la idea de hombres más precisos, más dueños de sí mismos, de sus ojos, de sus manos, más diferenciados y articulados que quienes contemplan la obra hecha, y no ven los ensayos, los arrepentimientos, las desilusiones, los sacrificios, los préstamos, los subterfugios, los años, y en fin, las circunstancias favorables -todo cuanto desaparece, todo lo que está enmascarado, disipado, reabsorbido, callado y negado, todo lo que es conforme a la naturaleza humana y contrario a la sed de lo maravilloso-, lo cuál constituye, sin embargo, un instinto primordial de su propia naturaleza.".

Esto es lo que ocurre, precisamente en la cultura que rezuma la expresión carnavalera...¡lo que sufren ésos artistas anónimos y ¿vanales? esperando un reconocimiento!.

Su humanidad es tan verdadera, tan pura en su legítima pequeña vanidad que convierten el aplauso y la sonrisa en el trofeo más preciado, el mayor pago a su esfuerzo.

Por éso resulta eterna la expresión plástica de una fiesta pagana y paganista, surgida de la necesidad popular alzada en rebelión contra las causas opresoras que relata sobre guirnaldas y serpentinas el mal humor recriado en los adentros.

Y lo expresa con su arte sin mesura, sin cánones, limpio, tan sincero y valiente que hasta duele. "El Cuervo" es el nombre de una comparsa de Gibraleón que se presenta éste año al concurso del Gran Teatro y que sin entrar en valoraciones técnicas -Dios me libre-, significa tanto como lo anteriormente expresado.

Ellos saben lo que es pasar vergüenza, pero con honor y orgullo.

De ellos no tuvieron compasión ésos críticos de pacotilla que los pusieron en la picota y pretendieron defenestarles, pero resurgieron con el nuevo año y uno trás otro, continuaron componiendo su peculiar partitura artística y vuelven a las tablas otra edición más, demostrando lo que significa tener principios.

La comparsa de la "Peña El Pozo" bajo la dirección de Juan José Tocino y Ernesto Aragón, panturranos ellos, han tocado la sensibilidad de éste columnista con su parodia y el torbellino de sentimientos que atesoran bajo sus alas negras.
Su gesto significa algo más que opositar a un premio en el concurso. Es todo un ejemplo de constancia y buena gente- como se dice en mi tierra- que sueñan con volar a lomos del viento por los caminos de la fantasía cuando el compás de un pasodoble les transforma en el personaje que recrean.

Vivir los sueños, como decía el poeta, es un lujo que sólo se pueden permitir los artistas.

El cuervo es un ave rebelde, respetada por su temeridad, gravosa, temperamental y vivaracha, descarada pero sabia, impasible pero valiente, sagaz, elegante en su rudeza y toscamente hermosa.
El tipo es acertadísimo y conforme a su idiosincrasia.

¡Qué gratificante resulta escribir sobre las bellas artes!.

Debemos tener más consideración con aquellos que vierten chaparrones de dignidad sobre la escena, el gran mundo del tetaro, crisol de culturas que desde los ancestros, tomaron las civilizaciones para expresar la humana existencia y sus avatares.

Que nadie se irroge el derecho de críticar para la descalifiación a ningun artista  y menos cuando se demuestra el valor de subirse a las tablas disfrazando su cuerpo para desnudar su alma  y así, poder comulgar con los sueños, que eso és precisamente el carnaval.

¡Bien por aquellos que hacen oidos sordos a los necios y nos deleitan con su presencia!.

Queremos más de lo mismo y gane quien tenga que ganar, si eso es lo preceptivo.
Los que saldremos ganando seremos nosotros, seguro.